Ud . desempeña ahora la función de Presidente de la Corte Provincial de Justicia del Cañar, pero cuéntenos ¿cómo transcurre un fin de semana ordinario en su vida?
Por lo general en junta de mi esposa y compañera de vida, Cecilia Beltrán Gavilanez, en tanto el regalo que Dios nos entregó de 3 hijos, porque vuelan solos ya en la vida, tomaron sus propios rumbos. El primero vive en la parroquia Javier Loyola con su esposa. El segundo que también formó su hogar, y que nos dio un hermoso nieto Nicolás, vive en Ambato, visitándonos o visitándoles nosotros constantemente, reviviendo las travesuras de la niñez; y, el tercero por sus estudios reside en el extranjero.
Cuando el clima y la oportunidad permiten, algunos sábados nos dedicamos a la caminata, con un grupo denominado “Montañismo Cañar”.
Cómo encontró y como está ahora la institución que preside?
La eficiencia, la responsabilidad, pero sobremanera la probidad de los funcionarios judiciales de la provincia, ha dado lugar a que no tengamos problemas mayúsculos. Lamentablemente la mala fe en algunos casos, y en otros el desconocimiento de la realidad, ha dado lugar a comentarios alejados a la verdad de la judicialidad del país; mas, no desconocemos que como en todo rebaño, hay ovejas negras.
¿Tiene algún plan a seguir luego de que deje la función actual? Efectivamente está cerca mi retiro, estamos entrando en el otoño de nuestra existencia. No desearía apartarme del todo de mi profesión en la que ha estado inmiscuido más de cuarenta años, como abogado litigante, como funcionario público, judicial por casi 15 años, e incluso en un corto lapso como docente.
No he sido una persona que he planificado el futuro, he vivido del presente y sus circunstancias. Mas, sí espero eguir viviendo en Azogues, así como tuve el honor de nacer en el barrio tradicional, corazón de Azogues, como es la Travesía, quisiera que mis restos reposen por siempre en esta ciudad.
Envíe un saludo y algún mensaje a la colectividad
Que, en estos momentos aciagos que vive la patria en diferentes campos, pero por sobre todo por la inseguridad, seamos solidarios y optimistas. Solidarios porque unidos el agresor se aparta, y optimistas y en especial para la juventud, por cuanto con dedicación, esfuerzo y sacrificio se consigue el éxito, se alcanza metas. El fracaso, el desaliento, la frustración, son la antesala del triunfo. (I)