Los religiosos Franciscanos eran conocidos y apreciados desde la fundación en 1557 en la jurisdicción eclesiástica de Cuenca, en la doctrina de San Francisco del Pueleusí del Azogue desde 1562, en Déleg en donde existió casa y convento de franciscanos desde el año 1635 de tal manera que halagó mucho la noticia de las gestiones del Padre José Julio María Matovelle y de la petición hecha por el Obispo de Cuenca, Ilmo. Manuel María Polit Lazo.
El P. Comisario General de Franciscanos en Quito, Padre Fray José María Aguirre, nativo de Cuenca, designó fundadores a los franciscanos Padres Fray Santiago Gómez y Fray José María Idígoras, quienes llegaron a Azogues el 29 de febrero de 1912 y fueron recibidos por el Vicario Padre Froilán Pozo Quevedo, instituciones religiosas, educacionales, y el entusiasta pueblo de Azogues. El Padre Pozo los alojó en la Casa Parroquial así como a los hermanos franciscanos Elías Quintana y Pascual Bermúdez, Colectores de Tierra Santa y desde donde atenderían a los servicios religiosos en la Capilla de la Virgen de la Nube.
Entonces comenzaron a tratar sobre la construcción de un Santuario para la Virgen de la Nube y el Convento de Padres Franciscanos.
El Obispo de Cuenca Ilustrísimo Manuel María Polit Lazo, a su regreso de Quito, después de la consagración del Obispo de Loja, Mons. Carlos María de la Torre, expresó que el Convento de Franciscanos debía construirse junto a la capilla de la Virgen de la Nube y que allí debía colocarse la primera piedra de la edificación, mientras dióse a conocer el criterio contrario como el de la comisión de los Señores Dr. David Neira, Justo Cordero, Adolfo Muñoz, Luis Carrasco y otros que ofrecieron un lote de terreno en diferente lugar y no en El Calvario.
Con tal idea comenzaron las gestiones para que el señor Luis García vendiera una hectárea en el Olivo, en la cercanía de la Capilla, por el precio de dos mil quinientos sucres; pero al tratar de formalizar la venta, el vendedor pidió tres mil quinientos sucres, quedando sin efecto el contrato. La resolución final fue la de que el Convento sea construido en terrenos donados por el Señor Manuel Barahona en El Calvario. El 10 de julio de 1912 tuvo lugar la colocación de la primera piedra del Santuario y Convento de Franciscanos en Azogues. En esta ceremonia intervinieron el Obispo de Cuenca Manuel María Polit, los canónigos Isaac Peña, Froilán Pozo y el Padre Manuel Ordóñez Álvarez, a la sazón Cura de Chuquipata. El sermón de solemnidad fue pronunciado por el Padre José María Aguirre”.
Institución de la Minga
La minga es un sistema de trabajo colectivo, en común, de gente que trabaja gratuitamente, por el aliciente de la comida o bebida.
Grandes obras hiciéronse desde la antigüedad por el sistema de minga, aprovechando el trabajo gratuito y recíproco. La palabra minga es del idioma quechua que trató de institucionalizarse en el Ecuador pero fue mal interpretado y suprimido constitucionalmente. Sin embargo, el mismo Estado o gobierno han tenido que recurrir, en muchos casos, a las mingas para la ejecución de diversas obras.
El Padre José María Idígoras tomó a cargo la construcción del Convento y Santuario de Nuestra Señora de la Nube de Azogues. Su primera gestión fue la de instituir el sistema de mingas el terraplén y nivelación del lugar señalado para estas obras en El Calvario. Con la cooperación de los moradores de Santa Bárbara, Opar, San Marcos, también de Azogues, comenzó el trabajo de las mingas, abriendo los cimientos para la monumental obra que es ahora. El 15 de febrero de 19 l 7 estuvo terminada la cimentación profunda del Santuario y Convento, con enorme desalojo de material y gran cantidad de piedra traída desde las canteras de Abuga, asimismo, por el sistema de mingas.
La construcción, no obstante, exigía fondos para materiales, trabajos, alimentación y otros requerimientos indispensables. La pobreza franciscana fue aliviada por donativos, contribuciones, por la bendición del Seráfico Señor San Francisco que no hizo faltar nunca los medios necesarios para la grandiosa obra. Voluntarias contribuciones y constantes limosnas dieron suficientes cantidades para pagar a los trabajadores que prestaban servicios durante los días laborables de la semana, aparte de las mingas semanales, especialmente los domingos.
El Padre Fray Saturnino Gorri formaba parte del Convento de Azogues y ayudaba al Padre Fray José María Idígoras en la ejecución de los primeros trabajos de construcción del Santuario de Nuestra Señora de la Nube. Organizadas las mingas con los pobladores de los sectores de Santa Bárbara y Opar, el Padre Gorri tomó a cargo la organización de las mingas con la participación de las parroquias aledañas y caseríos y con lo cual, la institución de la minga resultó la formidable máquina para el trabajo, con los resultados que eran apreciados y aplaudidos cada vez más. La contribución popular era notable por el amor a la advocación de la Virgen de la Nube.
En los Anales del Convento de Azogues consta que, “en estos dos barrios Santa Bárbara y Opar, por ser los primeros que introdujeron esta buena costumbre de las mingas, sin que nadie les insinuara. Así solamente se ha podido continuar en la obra de la construcción de Santuario que, sin el Padre Idígoras nada se hubiera hecho ya que las dificultades no solo eran de carácter externo, sino internas… Este benemérito sacerdote es digno de todo encomio por su titánica labor y a quien el pueblo de Azogues recuerda con mucha gratitud”.
Al Padre José María Idígoras le reemplazó el Padre Fray Saturnino Gorri. El Padre Fray José María Idígoras reemplazó al Padre Fray José María Aguirre en el Provincialato de la Orden en Quito. El Padre Gorri fue el primer Guardián del Convento de Azogues en donde permaneció desde el año 1912 hasta el año 1922. Durante su Guardianía desde el 17 de septiembre de 1912 y hasta 1927 terminaron los trabajos del Presbiterio, realizándose la bendición el 26 de mayo de ese año, con la intervención del Obispo de Cuenca, Monseñor Doctor Daniel Hermida.
Después de estos abnegados religiosos Franciscanos, Padres Fray José María Idígoras y Fray Saturnino Gorri, siguieron otros religiosos franciscanos igualmente decididos por la obra del Santuario de la Virgen de la Nube. Cada uno en su caso aportó con esfuerzos, sacrificios, honda preocupación para llevar adelante la construcción del mejor santuario del Ecuador dedicado a la Reina de los Cielos, la Santísima Virgen de la Nube. Esos religiosos franciscanos fueron los padres Fray Francisco Castillo, Fray Dámaso Uruchurto, Fray Pedro Pablo Peralta, Fray Ignacio Martínez, Fray Fernando Jaramillo.
Cada uno de los guardianes del Convento y Santuario franciscano de la Virgen de la Nube fueron empeñados en adelantar las obras de reconstrucción con el apoyo y ayuda de los religiosos, frailes y legos que repartidos en diferentes actividades, inclusive de limosneros y mendicantes, recorrían pueblos y ciudades con el objeto de allegar recursos para la continuación de la obra en la que estaban empeñados, sobre todo, del católico pueblo de la provincia del Cañar, de la aledaña provincia del Azuay y de otros lugares del país, siempre fue eficiente y generosa. (Tomado del libro “Fundación del Convento y Santuario Franciscano de la Virgen de la Nube”, de: Fray Carlos Domínguez y Fray Jervis Donoso) (F)