-¿Cómo es Víctor Muñoz en su vida privada?
Un padre de familia, abuelo y esposo; desempeñando un rol con responsabilidad, tratando de cubrir en lo posible las necesidades de mi familia con amor, dedicación y unidad familiar.
¿Algún recuerdo importante de su niñez o juventud?
Las reuniones familiares en las cuales se compartía y vivía el amor de hogar; los juegos entre amigos del barrio, que se valora mucho, una amistad con respeto y consideración, sin ver condición.
¿Cómo llegó a la posición en la que se encuentra?
Con esfuerzo y dedicación a la profesión que se ejerció desde muy joven, con responsabilidad y pasión; ya que el sentir y vivir en una carretera detrás del volante, día tras día, nos enseña a valorar el trabajo de un verdadero chofer profesional.
¿Qué le molesta?
La injusticia ante las personas vulnerables, como son los niños y adultos mayores.
¿Practica algún deporte o tiene alguna afición?
Practico el ecuavoley.
¿Cuál es su comida preferida?
La comida casera.
¿Una síntesis de su familia?
Somos una familia unida y numerosa, no tengo a todos mis hijos cerca porque se encuentran fuera del país, todos tienen su hogar, con hijos, soy un abuelo afortunado de verlos crecer y realizarse.
¿Qué percepción tiene de la actual situación del país?
La economía de nuestro país se ha visto a prueba por la pandemia que presentamos y la forma que estamos preparados para soportar este tipo de situaciones.
¿Qué cree que le hace falta a la ciudad de Azogues?
Tener una visión de culturismo, para mejorar la situación económica y turística.
¿Cuáles son sus expectativas para el futuro?
Ser recordado y dejar un legado marcado en la vida de los compañeros choferes profesionales de mi provincia, como de mi familia, por mis convicciones.
Un consejo para los políticos
Tener la visión de cambio, con humanidad, por la situación actual para poder trabajar por el bienestar de las personas y su entorno.
Un Mensaje para los lectores de Heraldo del Cañar
Tenemos que ayudarnos los unos a los otros, sin ver condición social, la situación actual nos ha demostrado que un solo virus destruye al mundo y nosotros no somos quién para decidir sobre los demás, al contrario, ayudar sin mirar. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las arlas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas. (O)